"Pide el don de lágrimas, a fin de ablandar, por medio de la compunción,
la dureza que hay en tu alma; y confesando contra ti tus iniquidades
ante el Señor, te llegue de Él el perdón.
Acude a las lágrimas para ser escuchado en tus peticiones; pues mucho se complace en ti el Señor cuando oras con lágrimas.
Aunque derrames fuentes de lágrimas en tu oración, de ningún modo te
enorgullezcas, creyendo estar por encima de la mayoría; pues se trata
simplemente de una ayuda que ha obtenido tu oración para que puedas
confesar voluntariamente tus pecados y aplacar al Señor con tus
lágrimas. No conviertas en pasión el remedio contra las pasiones, no
vayas a irritar más al que te da la gracia"