viernes, 5 de septiembre de 2008

VIDA MONÁSTICA













Se nos ofrece la oportunidad de amar a Dios por quién es sin esperar nada a cambio.

Estamos tan acostumbrados a amar a un nivel humano que encontramos imposible amar a Dios por Sí mismo, o como algo que va más allá de nuestras capacidades.

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