" La grandeza de este desierto( interior ) es insospechada porque alcanza la grandeza de Dios.El silencio de este desierto no se abarca porque todo el no es diferente de la Gloria de Dios La hondura de este desierto no se sospecha porque su abismo se abre en la infinitud de Dios. La transparencia de este desierto nos ciega con sus rayos porque brota en la simplicidad bienaventurada de Dios. El desierto es Dios en las jornadas de nuestra vida de peregrinos- ¡Alabado sea!""Buscaremos-siempre- en este desierto singular. Y no hallaremos, de golpe, nada. Nada. Esta palabra encierra un secreto muy hondo.: Nada. ¿ Donde están los oasis soñados ayer? ¿ Y esos parques y paseos? Vamos a ver...Hay un alivio por allí, una especie de guia... ¡Cuantas veces perdemos el tiempo y mil oportunidades empecinándonos en hallar guias y palabras, alivios y reparos, estatuillas y apegos de todo genero! Y la respuesta es nada. La respuesta es silencio. Pero el silencio de la respuesta se corresponde con el silencio del alma. La soledad de la respuesta, es, efectivamente, la soledad repleta del alma. Repleta de Presencia. Nada, precisamente porque se trata de la mas sublime Presencia. Nada, porque lo es Todo y no comparte su plenitud. Si es plenitud excluye cuanto no sea ella misma "
fr. Alberto E. Justo o.p.
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