Sería un error afirmar que la evolución de las iglesias ortodoxas se detuvo una vez acabado el VII concilio ecuménico. Pero por otra parte también es verdad que el período siguiente está caracterizado por una fidelidad ejemplar a «la fe de los padres y de los concilios». En los momentos de decadencia las reformas apelan al «retorno a los padres». Este fue el principio que inspiró a san Teodoro Estudita ( j'826) en la reforma de los monasterios bizantinos según el genuino espíritu de san Basilio. Pero la vida no vuelve hacia atrás. Aunque auténticamente basilianos, los monasterios estuditas poseen una organización mucho más desarrollada y el papel de los superiores esté mucho mejor determinado. Por eso se convierten en comunidades de trabajo al mismo tiempo que de beneficencia y de cultura: poseen campos, construyen orfanatos, hospitales, escuelas; sus monjes se convierten en misioneros en los países balcánicos, en Rusia, se trasladan a Italia meridional. En los países recién convertidos difunden una concepción del cristianismo como de un «reino ortodoxo», semejante a un gran monasterio donde los gobernantes, la jerarquía, los monjes y el pueblo deberían vivir en una perfecta «sinfonía».
Tomás Spidik
No hay comentarios:
Publicar un comentario