El arrepentimiento trabajoso, la aflicción que purifica de toda mancha y la santa humildad de los principiantes son tan diferentes una de otra como la levadura y la harina, del pan. El alma es triturada y refinada por el verdadero arrepentimiento; por medio del agua de una aflicción sincera, es conducida a una unión cierta con Dios y amasada, por así decir, con Él; sometida, luego, a la acción del fuego del Señor, llega a ser pan, y la santa humildad toma consistencia exenta de la levadura del orgullo. También, cuando esta santa cuerda de tres hebras, o mejor aún este arco iris, se resuelve en una sola entidad, que tiene una misma fuerza y una misma operación, adquiere caracteres y cualidades propias, y lo que designas como el signo de uno de sus elementos, es también la marca de los otros.
Vigesimo Quinto Escalón. S. Juan Clímaco.
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