"Cierto es que la vida santa y conforme al servicio de Dios, claro está que la oración la produce y maravillosamente la guarda como un tesoro en nuestras almas. Porque sea que uno ame la virginidad, sea que se esfuerce por guardar la moderación propia del matrimonio, o por superar la ira, o por familiarizarse con la mansedumbre, o por vencer la envidia, o por cumplir cualquier otro deber, teniendo por guía a la oración que le vaya hallando la senda del modo de vivir que haya escogido, hallará expedita y fácil la carrera de la piedad. "
San Juan Crisóstomo
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