Antes de proseguir con datos históricos, siempre interesantes para obtener una imagen correcta y actualizada de la realidad actual, debemos precisar la diferencia entre nuestros místicos occidentales y los orientales.Palamas, el primer gran teólogo del hesicasmo, considera que Dios, trascendente e incomunicable para la razón (en tanto que No-Ser), puede ser conocido por el corazón (en tanto que Ser) en sus operaciones, en sus energías, en sus modos (Entiéndae la expresión modos” equivalente a la “gracia increada” de Santo Tomás. He aquí una clara diferencia entre Oriente y Occidente. En Occidente esta posibilidad es un accidente en el que cada uno participa sin saberlo, ajeno totalmente a su voluntad. Por el contrario, en Oriente es un suceso, un logro, intrínseco a la naturaleza salvada. Gracia y libertad no aparecen más como opuestos, sino como las dos caras de una misma realidad, de una sinergia que enlaza las dos voluntades, la divina y la humana Esto explica la serenidad, el desapego y la paz del verdadero hesicasta, que reúne los dos polos de toda espiritualidad, la interioridad y la trascendencia, la divinidad impersonal y el Dios personal, unión que ya explicara mucho antes Evagrio el Póntico “La visión de Dios no se realiza sino con la visión del Sí-Mismo”.
De Cignatus
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