sábado, 1 de noviembre de 2008

APOTEGMA






Cierto hermano fue al abad Poemen y le dijo: ¿Qué debo hacer, Padre? Siento una gran tristeza. El anciano le dijo: No desprecies nunca a nadie, no condenes nunca a nadie, no hables nunca mal de nadie, y el Señor te otorgará la paz.

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