jueves, 26 de noviembre de 2009

SILENCIO Y SOLEDAD DEL CORAZÓN


Un alma que no es solitaria no progresa. No puede subir. Cuando veo un alma que no es solitaria, me digo: «No pasará, es como un camello cargado. Es demasiado rica». En cambio, cuando todas las criaturas abandonan o hieren, el alma está, según la frase de Taulero, como el ciervo acosado por todas partes, que viendo cerradas todas las salidas y no quedándole más que el estanque, se precipita en él. Cuando tengáis una pena, precipitaos en Dios.

Robert de Langeac - La vida oculta en Dios

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si...a menudo esas penas...ese sufrimiento... e includo ese dolor físico ya somatizado... nos ofrecen una oculta y a la vez manifiesta oprtunidad... El Abandono en ÉL.

Nuestra impotencia y nuestros límites se ponen sobre la mesa... y en lugar de generar odio, rabia, crítica, juicios resentimiento...quejas...hay allí mismo esa Puerta...de hacernos uno con esa manifestación y a través de ella con SU CREADOR.. SU ORIGEN .

Gracias... siempre.

Carmen